Existen cuatro tipos, en función de su estructura
química: los monosacáridos, los disacáridos, los oligosacáridos y los
polisacáridos.
Ø Monosacáridos
Son los más simples, ya que están formados por una
sola molécula. Esto los convierte en la principal fuente de combustible para el
organismo y hace posible que sean usados como una fuente de energía y también
en biosíntesis o anabolismo, el conjunto de procesos del metabolismo destinados
a formar los componentes celulares.
Ø Disacáridos
Son otro tipo de hidratos de carbono que, como
indica su nombre, están formados por dos moléculas de monosacáridos. Estas
pueden hidrolizarse y dar lugar a dos monosacáridos libres. Entre los
disacáridos más comunes están la sacarosa (el más abundante, que constituye la
principal forma de transporte de los glúcidos en las plantas y organismos
vegetales), la lactosa o azúcar de la leche, la maltosa (que
proviene de la hidrólisis del almidón) y la celobiosa (obtenida de la hidrólisis de la celulosa).
Ø Oligosacáridos
La estructura de estos carbohidratos es variable y
pueden estar formados por entre tres y nueve moléculas de monosacáridos, unidas
por enlaces y que se liberan cuando se lleva a cabo un proceso de hidrólisis,
al igual que ocurre con los disacáridos. En muchos casos, los oligosacáridos
pueden aparecer unidos a proteínas, dando lugar a lo que se conoce como glucoproteínas.
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