PREPARACIÓN DEL SUELO PARA LA SIEMBRA
ELIMINAR LA MALEZA
Cualquier cosa que aparezca entre nuestras hortalizas es una mala hierba. El paso básico para prevenir su aparición es despejar el suelo lo mejor posible antes de comenzar a plantar. Cuanto más limpio esté el suelo menor es el riego de su aparición.
Volviendo a la preparación del suelo, la eliminación de malas hierbas es el primer paso que debemos dar. Podemos hacerlo con la azada, o mejor, regando abundantemente el suelo y al día siguiente o mejor al otro, con el suelo húmedo, las arrancamos con la mano tiendo de ellas. Este método es más eficiente puesto que eliminará las raíces y será más difícil que vuelvan a proliferar. El tiempo que nos va a costar la operación es aproximadamente el mismo hacerlo con la mano a hacerlo con la herramienta y más descansado hacerlo a mano. Si alguna hierba se resiste podemos utilizar la azada.
AIREAR Y MULLIR
Existen diversos instrumentos para realizar esta tarea: Laya u horca de cuatro dientes, pala de cavar, azadas o utilizar un motocultor.
Para hacer esta labor hay que considerar que la tierra tiene que tener tempero. No debe estar seca, lo que hace muy difícil el labrado del terreno ya que hará polvo y dejará los consabidos terrones de tierra apelmazada. Por el contrario, si está demasiado húmeda se apelmazará y se pegará a la herramienta.
ALLANAR
Consiste en dejar la tierra llana para la siembra y uno de los aspectos relevantes es eliminar los terrones o conglomerados de tierra compactada que se forman debido a labrar la tierra fuera del punto adecuado de tempero y con la tierra seca. Estos terrones se quedan muy duros cuando se secan. Para deshacerlos hay que mojarlos abundantemente y dejarlos con humedad hasta el día siguiente, momento en que se desharán con facilidad pasando el reverso del rastrillo. Si hay que golpear, mejor hacerlo con la parte posterior de la azada.
La zona de cultivo debe quedar llana y la tierra con una textura suave y con el granulado de la tierra fino.
ABONADO DEL TERRENO
La fertilización de la tierra es esencial y consiste en incorporar materia orgánica suficiente para la nutrición de las plantas. También se pueden utilizar fertilizantes químicos comerciales.
Los fertilizantes orgánicos son de origen animal o vegetal, aunque también los hay sintetizados, entre ellos citaremos el estiércol, el humus de lombriz, compost, mantillo, etc. Los abonos químicos son sustancias de origen mineral que proceden en su mayoría de yacimiento minerales.
Los abonos orgánicos son de acción más lenta, ya que el nitrógeno se libera más despacio porque se produce por descomposición bacteriana, por el contrario son beneficiosos para esponjar la tierra, sobre todo el compost. En el caso del estiércol, su asimilación por la planta no se iniciará hasta trascurridos de 14 a 18 meses desde su utilización.
Los abonos minerales son de acción rápida y proporcionan a la planta los nutrientes para su completo desarrollo.
Ambos pueden usarse combinados e incluso, para la mayoría de los expertos ambas clases de abono son vitales para la planta.
La mejor forma de utilizar el abono mineral es poniéndolo lo más cerca posible de la raíz de la planta, para ello se hace un agujero con el pincho de plantar o con un palo a una distancia razonable de la planta y se pone dentro el equivalente a una cucharilla de café (de las tazas, unas diez a quince bolitas), luego se entierra y el agua hará el resto. Esta operación, realizada cada cuatro u ocho semanas, es suficiente para tener las plantas perfectamente abonadas. Si te resistes a usar abonos minerales, puedes hacerlo con humus de lombriz, un puñado pequeño colocado de la misma manera y enterrado será suficiente para dos o tres meses.
Como ya se ha indicado para abonar el suelo se necesitarán de 3 a 5 litros de estiércol por m2, es decir, tres o cuatro carretillas por cada 50 m2. Poner una cantidad mayor es desaconsejable ya que con el tiempo aumentará el nivel de Ph y volverá la tierra ácida, con lo que bajaremos el nivel de producción. Con los abonos minerales es necesario tener más cuidado con las proporciones, es preferible quedarnos cortos y añadir más cuando sea necesario, que poner demasiado y estropear la cosecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario