El cultivo de tomate
Podríamos decir que no es el
mejor cultivo para iniciarse en el mundo del huerto. Sin embargo, a
continuación te vamos enumerar los pasos
fundamentales en su cultivo y los aspectos principales que debes
tener en cuanta cuando te pongas manos a la obra con él:
- Sembrado: En
regiones de clima suave se deben sembrar las semillas en marzo, y en abril
en climas más fríos. Es recomendable hacerlo en semillero, cubriendo cada
semilla con medio centímetro aproximadamente de tierra o sustrato.
Posteriormente, regaremos cuidadosamente para no mover demasiado la
tierra, y la mantendremos húmeda hasta la aparición de los primeros
brotes.
- Transplante: Cuando
veamos que las plántulas están más o menos desarrolladas (tienen ya al
menos 4 hojas), las trasladaremos al lugar donde deseemos crear nuestro
huerto, bien sea a tierra libre como a cajones o mesas de cultivo de
cultivo. Esta parte es delicada, y para no dañar las plántulas al
sacarlas, debemos cogerlas desde la parte del tallo más próxima a la
tierra, y arrancarlas de la misma con firmeza pero con cuidado. Las
enterraremos de nuevo en su nueva ubicación, cubriendo de tierra el tallo
hasta donde empiezan las primeras hojas. Regaremos de forma abundante y
regular.
- Instalación de tutores: Los
tutores son palos (puedes usar, por ejemplo, cañas) de alrededor de metro
y medio de altura que se instalan al lado de cada planta. Unos 15 o 20
días después del trasplante, sujetaremos cada tomatera a su tutor, siempre
por debajo de cada rama floral. Este procedimiento es necesario en todos
los casos, pues las tomateras pueden llegar a crecer hasta más de dos
metros, y sin un tutor que las soporten, no podrán crecer correctamente y,
por consiguiente, no nos darán buenos tomates.
- Poda: Es
conveniente llevarla a cabo entre mayo y julio, y siempre deberemos
realizar las sucesivas podas cortando por encima de las ramas florales. Es
importante señalar que no será necesario podar las variedades de porte
definido, es decir, las que tienen un crecimiento limitado. (Ver artículo
"La poda de la tomatera").
- Recogida: Se
suele realizar desde julio hasta agosto, en función del grado de madurez
de los tomates, que es de sencilla evaluación, según su color y
consistencia.
Tras repasar los principales
aspectos del cultivo y cuidado de la tomatera, enumeraremos algunas de
las enfermedades y plagas que puede sufrir:
- En cuanto a insectos, los
más importantes son la mosca blanca, el pulgón y la tuta, cuyos
principales síntomas identificables serían el debilitamiento general de la
panta y la caída de las flores. (Ver artículo "Tuta, daños y control
de la plaga del tomate").
- Enfermedades causadas por hongos:
son fácilmente distinguibles, pues suelen mostrar síntomas del estilo de
manchas blanquecinas, grises o negruzcas (de apariencia mohosa) y
podredumbres muy claras. Hay hongos que afectan a la tomatera con mucha
frecuencia, como son:
- El mildiu del
tomate (manchas blancuzcas en el envés de las hojas).
- La ceniza u oídio del
tomate (manchas amarillas en el haz de las hojas, y blanquecinas en el
envés).
- Antracnosis del
tomate (provoca manchas en los frutos, primero de tonos rojizos y
posteriormente negras).
- También pueden sufrir enfermedades víricas, siendo
las más frecuentes las causadas por:
- El virus del mosaico del
tomate (mosaico de manchas de diferentes colores en hojas -tonos verdes-
y frutos-tonos rojos-)
- El virus del bronceado del
tomate (decoloración moderada de hojas, y muy evidente de frutos).
- En cuanto a enfermedades bacterianas,
podríamos señalar como las más frecuentes el chancro del tomate y la sarna
bacterianas. Las enfermedades bacterianas generalmente son reconocibles
por la aparición de pústulas en tallos y frutos, y por la formación de
manchas necróticas en frutos.
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